Orgullo y drama
Tras su construcción, la Puerta de Brandeburgo gozó del esplendor que le correspondía viendo pasar bajo sus arcos a los miembros de la realeza, las tropas de Napoleón y presenciando algunos desfiles nazis.
La tranquilidad de la Puerta de Brandeburgo terminó tras la llegada de la Segunda Guerra Mundial, que causó graves daños a la estructura y prácticamente destruyó la cuadriga.
En 1956, ambas partes de la ciudad dividida aunaron sus fuerzas para la reconstrucción de la puerta. Fue en 1961, tras la construcción del Muro de Berlín, cuando la puerta quedó perdida en tierra de nadie, atrapada entre el este y el oeste, sin que prácticamente nadie tuviera acceso a ella.
Tras la reunificación de la ciudad, la Puerta de Brandeburgo, después de tantos disgustos, por fin recuperó el lugar que se merece.
Brillante bajo el sol o iluminada en la noche
Tanto de día como de noche, la Puerta de Brandeburgo es uno de los puntos más importantes y agradables de ver en Berlín. Los turistas se agolpan continuamente frente a su majestuoso semblante para tomar la fotografía más representativa de su viaje a Berlín.
La Puerta de Brandeburgo se encuentra a escasa distancia de algunos otros lugares emblemáticos de la ciudad, como son el edificio del Parlamento, Pariser Platz o la Potsdamer Platz.